.puede ser que desde que nacemos, estemos predeterminados... inherentes a almas de desconocidos. Caminamos solos, y agarramos todo lo que nos va pareciendo familiar, a veces erróneo. Incluso resulta tener espinas y nos daña. Nos hace creer que la búsqueda será imposible y sin final.
También descubrimos momentos agradables, que puedes vivir con total intensidad, con la felicidad más grande que tu corazón puede sentir, pero son oasis, que con el paso del tiempo se van quedando pequeños. Por que intuyes que no es todo lo que puedes obtener, entreves que hay algo más. Que la vida que está vez elegiste te puede proporcionar más cosas de las que dejaste atrás.
Flashes de cruce de miradas, de palpitaciones y sensaciones que no tienen ningún razonamiento, por que no existen, pero a la vez puedes verlo. Sientes que forman parte de ti, pero que no son tuyos, que son totalmente diferentes a ti, separados en mil formas, pero que te complementan, que llenan lo que te falta, pero sin necesitar nada.
Una señal que dejas pasar, puede ser la incógnita para hallarlo, para hallar eso que viniste a buscar, que apuntaste en esa lista que dejaste subrayada para la persona que serías. Para la persona que elegiste ser... a la que mandabas consejos. Entonces redescubres lo que ya sabías, obtienes la claridad que se te nubló la última vez que respiraste... y obtienes el empujón para mirar y comprender que aún queda trabajo.
Cada situación que me habeis ofrecido, cada hecho que habeis compartido conmigo. Me ha hecho descubrir que no hay realidad, son solo momentos compartidos, que al final van a sentimientos que no forman parte de nuestro ser. Lo importante es el proceso, lo que desencadena... lo que levanta la ola... será que todo, quizás, resulte familiar.