Bastó. Los últimos alientos empiezan a notarse, hay demasiado de todo, y el ambiente se volvió algo turbio, después de todos esos momentos de claridad casi divina.
En unos días ya empecé a notar ese vacio característico que queda al perder a alguien... una prolongación de momento casi ilimitada es lo que quiero, una prolongación que nos ayude a desarrollarnos entre nosotros, en esta esfera que hicimos de confianza y sonrisas, de segundas familias.
Aprenderemos a confiar en las señales, en otras personas que cubrirán un poco ese vacío, en vida nueva llena de oportunidades de felicidad continua.
Basta de soltar personas así...al tuntún, a la buena aventura de quererlas. ¿De que sirve eso si desaparecen, si me dejan por meses esa desazón?
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